En
el fondo de la sombría alameda había
visto agitarse una cosa blanca, que flotó
un momento y desapareció en la oscuridad.
La orla del traje de una mujer, de una mujer
que había cruzado el sendero y se
ocultaba entre el follaje, en el mismo instante
en que el loco soñador de quimeras
o imposibles penetraba en los jardines.
-¡Una mujer desconocida!... ¡En
este sitio!...,
¡A estas horas! Esa, esa es la mujer
que yo busco -exclamó Manrique; y
se lanzó en su seguimiento, rápido
como una saeta.
Am Ende der schattenreichen Pappelallee hatte
er gesehen, wie sich etwas Weisses bewegte,
das einen Moment lang schwebte und dann in
der Dunkelheit verschwand. Der Kleidersaum
einer Frau, einer Frau die den Weg gekreuzt
und sich dann, genau in dem Moment, als der
wahnsinnige Träumer von Hirngespinsten
oder Unmöglichem in die Gärten eingedrungen
war, im Laubwerk versteckte.
Eine unbekannte Frau!... an diesem Ort!...,
zu dieser Stunde! „Das ist die Frau,
die ich suche!“, rief Manrique aus und,
schnell wie ein Pfeil, setzte er seinen Weg
fort.