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IX.- La crueldad universal
IX.- Die universelle Grausamkei

Tenía Andrés un gran deseo de comentar filosóficamente las vidas de los vecinos de
la casa de Lulú. A sus amigos no le interesaban estos comentarios y filosofías, y decidió, una mañana de un día de fiesta, ir a ver a su tío Iturrioz.
Al principio de conocerle —Andrés no le trató a su tío hasta los catorce o quince
años— Iturrioz le pareció un hombre seco y egoísta, que lo tomaba todo con
indiferencia; luego, sin saber a punto fijo hasta dónde llegaba su egoísmo y su
sequedad, encontró que era una de las pocas personas con quien se podía conversar acerca de puntos trascendentales.

Iturrioz vivía en un quinto piso del barrio de Argüelles, en una casa con una hermosa azotea.
Le asistía un criado, antiguo soldado de la época en que Iturrioz fue médico militar.
Entre amo y criado habían arreglado la azotea, pintado las tejas con alquitrán, sin
duda para hacerlas impermeables y puesto unas graderías donde estaban escalonadas las cajas de madera y los cubos llenos de tierra donde tenían sus plantas.

Andrés verspürte den grossen Wunsch, über das Leben der Nachbarn von Lulús Haus zu philosophieren. Seine Freunde interessierten diese Kommentare und Philosophien nicht und er entschied sich eines Feiertagmorgens, seinen Onkel Iturrioz zu besuchen. Als er ihn kennen lernte – Andrés hatte keinen näheren Umgang mit seinem Onkel, bis er vierzehn oder fünfzehn war – schien ihm Iturrioz ein rauer und egoistischer Mann zu sein, dem alles gleichgültig war; später, ohne den genauen Fixpunkt seines Egoismus und seiner Unfreundlichkeit zu kennen, fand er, dass er einer der wenigen Menschen war, mit dem man sich über transzendentale Themen unterhalten konnte. Iturrioz wohnte im Viertel von Argüelles im fünften Stockwerk eines Hauses mit einer herrlichen Dachterrasse. Ein Bediensteter half ihm, ein Soldat aus der Zeit, als Iturrioz Militärarzt war. Der Hausherr und der Diener hatten zusammen die Dachterrasse in Ordnung gebracht, die Dachziegel mit Teer angestrichen, ohne Zweifel, um sie wasserdicht zu machen, und einige Stufen gesetzt, wo die Holzschächte abgestuft und die mit Erde gefüllten Kübel waren, wo sie ihre Pflanzen hatten.

Aquella mañana en que se presentó Andrés en casa de Iturrioz, su tío se estaba
bañando y el criado le llevó a la azotea.
Se veía desde allí el Guadarrama entre dos casas altas; hacia el Oeste, el tejado del
cuartel de la Montaña ocultaba los cerros de la Casa de Campo, y a un lado del cuartel se destacaba la torre de Móstoles y la carretera de Extremadura, con unos molinos de viento en sus inmediaciones.

Más al Sur brillaban, al sol de una mañana de abril, las manchas verdes de los cementerios de San Isidro y San Justo, las dos torres de Getafe y la ermita del Cerrillo de los Ángeles.
Poco después salía Iturrioz a la azotea.

An dem Morgen, als Andrés bei Iturrioz vorbeiging, badete sein Onkel und der Diener führte ihn auf die Dachterrasse. Von dort aus sah man zwischen zwei hohen Häusern den Guadarrama, gegen Westen verdeckte das Dach der Kaserne la Montaña die Zerreichen der Casa de Campo und auf einer Seite der Kaserne hoben sich der Turm von Móstoles und die Carretera de Extremadura mit einigen Windmühlen in nächster Nähe ab. Mehr gegen Süden glänzten die grünen Flecken des Friedhofes von San Isidro y San Justo, die Türme von Getafe und die Einsiedelei des Cerrillo de los Ángeles in der Sonne eines Aprilmorgens. Wenig später kam Iturrioz auf die Dachterrasse.

—¿Qué, te pasa algo? —le dijo a su sobrino al verle.
—Nada; venía a charlar un rato con usted.
—Muy bien, siéntate; yo voy a regar mis tiestos.
Iturrioz abrió la fuente que tenía en un ángulo de la terraza, llenó de agua una cuba y comenzó con un cacharro a echar agua en las plantas.
Andrés habló de la gente de la vecindad de Lulú, de las escenas del hospital; como
casos extraños, dignos de un comentario; de Manolo el Chafandín, del tío Miserias, de don Cleto, de Doña Virginia...

—¿Qué consecuencia puede sacarse de todas estas vidas? —preguntó Andrés al
final.
—Para mí la consecuencia es fácil —contestó Iturrioz con el bote de agua en la
mano—. Que la vida es una lucha constante, una cacería cruel en que nos vamos devorando los unos a los otros.
Plantas, microbios, animales.
—Sí, yo también he pensado en eso —repuso Andrés—; pero voy abandonando la idea. Primeramente el concepto de la lucha por la vida llevada así a los animales, a las plantas y hasta los minerales, como se hace muchas veces, no es más que un concepto antropomórfico, después, ¿qué lucha por la vida es la de ese hombre don Cleto, que se abstiene de combatir, o la de ese hermano Juan, que da su dinero a los enfermos?

“Was? Fehlt dir was?”, sagte er zu seinem Neffen, als er ihn sah.
„Nein, nichts. Ich kam, weil ich ein Weilchen mit Ihnen plaudern wollte.“
„Sehr gut, setz dich. Ich werde meine Töpfe giessen.“ Iturrioz öffnete den Brunnen, den er in einer Ecke der Terrasse hatte, füllte einen Eimer mit Wasser und begann, mit einem Topf, den Pflanzen Wasser zu geben. Andrés sprach von den Menschen aus Lulús Nachbarschaft, von den Szenen im Krankenhaus wie von seltsamen Fällen, die eines Kommentars würdigwaren; von Manolo el Chafandín, von Tío Miserias, von Don Cleto, von Doña Virginia...
„Welche Konsequenz kann man aus all diesen Leben ziehen?“, fragte Andrés zum Schluss.
„Für mich ist die Konsequenz einfach“, antwortete Iturrioz mit dem Wassertopf in der Hand. „Das Leben ist ein immerwährender Kampf, eine grausame Jagd, in der wir uns zerfleischen werden, die Einen die Andern. Pflanzen, Mikroben, Tiere.“ „Ja, daran habe ich auch gedacht“, erwiderte Andrés, „aber ich bin daran, die Vorstellung aufzugeben. Zuerst das Konzept des Überlebenskampfes, das uns die Tiere, die Pflanzen und sogar die Mineralien voraushaben, so wie man es oft macht, es ist nicht mehr, als ein antropomorphisches Konzept. Und nachher, was für ein Lebenskampf ist der dieses Mannes Don Cleto, der verzichtet zu kämpfen, oder der dieses Bruders Juan, der sein Geld den Kranken gibt?“

—Te contestaré por partes —repuso Iturrioz dejando el bote para regar, porque
estas discusiones le apasionaban—. Tú me dices, este concepto de lucha es un concepto antropomórfico. Claro, llamamos a todos los conflictos lucha, porque es la idea humana que más se aproxima a esa relación que para nosotros produce un vencedor y un vencido.

Si no tuviéramos este concepto en el fondo, no hablaríamos de lucha. La hiena
que monda los huesos de un cadáver, la araña que sorbe una mosca, no hace más ni menos que el árbol bondadoso llevándose de la tierra el agua y las sales necesarias para su vida.

El espectador indiferente, como yo, ve a la hiena, a la araña y al árbol, y se los explica. El hombre justiciero le pega un tiro a la hiena, aplasta con la bota a la araña y se sienta a la sombra del árbol, y cree que hace bien.

„Ich werde dir der Reihe nach antworten“, entgegnete Iturrioz und stellte den Topf zum Giessen beiseite, weil ihn diese Gespräche begeisterten.“Du sagst mir, dieses Kampfkonzept sei ein antropomorphisches Konzept. Klar, wir nennen alle Konflikte Kampf, weil die menschliche Vorstellung diesem Zusammenhang, der ein Sieger und ein Besiegter für uns verursacht, näher ist. Wenn wir dieses Konzept im Grunde genommen nicht hätten, sprächen wir nicht von Kampf. Die Hyäne, die die Knochen eines Kadavers säubert, die Spinne, die eine Fliege aussaugt, macht nicht mehr und nicht weniger, als ein gutherziger Baum, der aus der Erde das Wasser und die für sein Leben notwendigen Salze herausnimmt. Der teilnahmslose Zuschauer, wie ich, sieht die Hyäne, die Spinne und den Baum und er setzt sich mit ihnen auseinander. Der gerechtigkeitsliebende Mensch erschiesst die Hyäne, drückt die Spinne mit dem Stiefel platt und setzt sich in den Schatten des Baumes und glaubt, dass er es gut macht.

—Entonces ¿para usted no hay lucha, ni hay justicia?
—En un sentido absoluto, no; en un sentido relativo, sí. Todo lo que vive tiene un proceso para apoderarse primero del espacio, ocupar un lugar, luego para crecer y multiplicarse; este proceso de la energía de un vivo contra los obstáculos del medio, es lo que llamamos lucha. Respecto de la justicia, yo creo que lo justo en el fondo es lo que nos conviene. Supón en el ejemplo de antes que la hiena en vez de ser muerta por el hombre mata al hombre, que el árbol cae sobre él y le aplasta, que la araña le hace una picadura venenosa; pues nada de eso nos parece justo, porque no nos conviene.

A pesar de que en el fondo no haya más que esto, un interés utilitario ¿quién duda que la idea de justicia y de equidad es una tendencia que existe en nosotros? ¿Pero cómo la vamos a realizar?

„Also gibt es für Sie weder Kampf noch Gerechtigkeit?“
„Im absoluten Sinne, nein; im relativen Sinne, ja. Alles was lebt, hat einen Prozess, um sich erstens des Raumes zu bemächtigen, einen Raum zu besezten, später, um zu wachsen und sich zu vermehren; dieser Prozess der Energie eines Lebenden gegen die Hindernisse der Umwelt nennen wir Kampf. Hinsichtlich der Gerechtigkeit glaube ich, dass das unbedingt Notwendige im Grunde genommen das ist, was uns zusagt. Nimm an, dass im vorigen Beispiel die Hyäne, statt durch den Menschen getötet zu werden, den Menschen tötet, dass der Baum über ihn fällt und ihn erdrückt, dass ihm die Spinne einen giftigen Stich versetzt, nichts von dem erscheint uns richtig, weil es uns nicht passt. Obwohl es im Grunde genommen nicht mehr gibt als dies, ein nützliches Interesse, wer zweifelt, dass die Idee der Gerechtigkeit und der Billigkeit eine Tendenz ist, die in uns existiert? Aber wie sezten wir sie in Tat um?“ „Genau dies frage ich mich. Wie realisiere ich sie?“

—Eso es lo que yo me pregunto ¿cómo realizarla?
—¿Hay que indignarse porque una araña mate a una mosca? —siguió diciendo
Iturrioz—. Bueno. Indignémonos. ¿Qué vamos a hacer? ¿Matarla? Matémosla. Eso no impedirá que sigan las arañas comiéndose a las moscas. ¿Vamos a quitarle al hombre esos instintos fieros que te repugnan? ¿Vamos a borrar esa tendencia del poeta latino:
“Homo, homini lupus”, el hombre es un lobo para el hombre? Está bien. En cuatro o cinco mil años lo podremos conseguir.

El hombre ha hecho de un carnívoro como el chacal un omnívoro como el perro; pero se necesitan muchos siglos para eso. No sé si habrás leído que Spallanzani había acostumbrado a una paloma a comer carne, y a un águila a comer y digerir el pan. Ahí tienes el caso de esos grandes apóstoles religiosos y laicos; son águilas que se alimentan de pan en vez de alimentarse de carnes palpitantes,
son lobos vegetarianos. Ahí tienes el caso del hermano Juan...

„Genau dies frage ich mich. Wie realisiere ich sie?“
„Muss man sich über eine Spinne entrüsten, die eine Fliege tötet?“, fuhr Iturrioz fort. „Gut. Entrüsten wir uns. Was werden wir tun? Sie töten? Töten wir sie. Dies wird nicht verhindern, dass die Spinnen weiterhin die Fliegen fressen werden. Werden wir dem Menschen diese wilden Instinkte wegnehmen, die dich anekeln? Werden wir diese Tendenz des lateinischen Poeten löschen: “Homo, homini lupus“, der Mensch ist für den Menschen ein Wolf? Das ist gut. In vier- oder fünftausend Jahren werden wir es erreichen können. Der Mensch wird als Fleischfresser fungieren, wie der Schakal und der Hund als Allesfresser; aber dafür benötigt es viele Jahrhunderte. Ich weiss nicht, ob du gelesen hast, dass Spallanzani eine Taube daran gewöhnt hat, Fleisch zu fressen und einen Adler Brot zu fressen und zu verdauen. Dort hast du den Fall dieser grossen religiösen Apostel und Laien; sie sind Adler, die sich von Brot statt von zuckendem Fleisch ernähren, sie sind vegatarische Wölfe. Dort hast du den Fall von Bruder Juan...“

—Ése no creo que sea un águila, ni un lobo.
—Será un mochuelo o una garduña; pero de instintos perturbados.
—Sí, es muy posible —repuso Andrés—; pero creo que nos hemos desviado de la
cuestión; no veo la consecuencia.

—La consecuencia, a la que yo iba era ésta, que ante la vida no hay más que dos
soluciones prácticas para el hombre sereno, o la abstención y la contemplación
indiferente de todo, o la acción limitándose a un círculo pequeño. Es decir, que se puede tener el quijotismo contra una anomalía; pero tenerlo contra una regla general, es absurdo.

—De manera que, según usted, el que quiere hacer algo tiene que restringir su
acción justiciera a un medio pequeño.

—Claro, a un medio pequeño; tú puedes abarcar en tu contemplación la casa, el
pueblo, el país, la sociedad, el mundo, todo lo vivo y todo lo muerto; pero si intentas realizar una acción, y una acción justiciera, tendrás que restringirte hasta el punto de que todo te vendrá ancho, quizá hasta la misma conciencia.

„Ich glaube nicht, dass er ein Adler ist, auch kein Wolf.“
„ Er wird ein Steinkauz oder ein Steinmarder sein, aber mit gestörten Instinkten.“ „Ja, das ist sehr gut möglich“, erwiderte Andrés, “aber ich glaube, dass wir von der Frage abgekommen sind; ich sehe die Konsequenz nicht.“
„Die Konsequenz, die ich meine, ist diese, dass es für den nüchternen Menschen angesichts des Lebens nur zwei praktische Lösungen gibt, entweder den Verzicht und die gleichgültige Betrachtung von allem, oder die Handlung auf einen kleinen Kreis beschränkt. Das heisst, dass man wie Don Quijote gegen eine Anomalie kämpfen kann, dies aber gegen eine allgemeine Regel zu tun, ist absurd.“
„Sie meinen also, dass der, der etwas machen will, seine streng rechtliche Handlung auf einen kleinen Kreis beschränken muss.“
„Klar, auf einen kleinen Kreis; du kannst in deiner Betrachtung das Haus, das Dorf, das Land, die Gesellschaft, die Welt, alles Lebende und alles Tote einbeziehen, wenn du aber versuchst, eine Handlung und eine streng rechtliche Tat zu realisieren, wirst du dich bis auf den Punkt, an dem alles weitergehen wird, beschränken müssen, vielleicht auf das Gewissen allein“

—Es lo que tiene de bueno la filosofía —dijo Andrés con amargura—; le convence
a uno de que lo mejor es no hacer nada.
Iturrioz dio unas cuantas vueltas por la azotea y luego dijo:
—Es la única objeción que me puedes hacer; pero no es mía la culpa.
—Ya lo sé.
—Ir a un sentido de justicia universal —prosiguió Iturrioz— es perderse; adaptando el principio de Fritz Müller de que la embriología de un animal reproduce su genealogía, o como dice Haeckel, que la ontogenia es una recapitulación de la filogenia, se puede decir que la psicología humana no es más que una síntesis de la psicología
animal. Así se encuentran en el hombre todas las formas de la explotación y de la lucha: la del microbio, la del insecto, la de la fiera... ¡Ese usurero que tú me has descrito, el tío Miserias!, ¡qué de avatares no tiene en la zoología! Ahí están los acinétidos chupadores que absorben la substancia protoplasmática de otros infusorios; ahí están todas las especies de aspergilos que viven sobre las substancias en descomposición. Estas antipatías de gente maleante, ¿no están admirablemente representadas en ese antagonismo irreductible del bacilo del pus azul con la bacteridia carbuncosa?
„Das ist das Gute an der Philosophie“, sagte Andrés mit Bitterkeit, “sie überzeugt einen, dass es das Beste ist, nichts zu machen.“ Iturrioz ging ein paar Mal auf der Dachterrasse herum und sagte nachher:“Das ist der einzige Einwand, den du mir machen kannst, aber es ist nicht meine Schuld.“ „Nun, ich weiss es.“
„Sich in eine Richtung der universellen Gerechtigkeit zu begeben“, fuhr Iturrioz fort, „heisst, sich zu verlieren. Wenden wir das Prinzip von Fritz Müller an, dass die Embryologie eines Tieres seine Genealogie reproduziert, oder wie Haeckel sagt, dass die Ontogenese eine Wiederholung der Phylogenese ist, so kann man sagen, dass die menschliche Psychologie nicht mehr ist, als die Synthese der tierischen Psychologie. So befinden sich im Menschen alle Formen der Ausbeutung und des Kampfes: Die der Mikrobe, die des Insektes, die des Raubtieres... Dieser Halsabschneider, den du mir beschrieben hast, der Tío Miserias! So eine Menge Wechselfälle hat es in der Zoologie nicht! Dort sind die acinetiden Säuger, die das Protoplasma anderer Aufgusstierchen absorbieren; dort sind alle anderen Arten von Aspergilen, die auf den verwesenden Substanzen leben. Sind diese Abneigungen, dieser hämischen Zeitgenossen nicht in dem unauflöslichen Widerspruch zwischen dem Bazillus, der sich im blauen Eiter befindet und den keimtötenden Bakteriziden, die sich im Karbunkel befinden, in wundersamer Weise dargestellt?“

—Sí, es posible —murmuró Andrés.
—Y entre los insectos, ¡qué de tíos Miserias!, ¡qué de Victorios!, ¡qué de Manolos los Chafandines, no hay! Ahí tienes el “ichneumon”, que mete sus huevos en una lombriz y la inyecta una substancia que obra como el cloroformo; el “sphex”, que coge las arañas pequeñas, las agarrota, las sujeta y envuelve en la tela y las echa vivas en las celdas de sus larvas para que las vayan devorando; ahí están las avispas, que hacen lo mismo arrojando al “spoliarium” que sirve de despensa para sus crías, los pequeños
insectos paralizados por un lancetazo que les dan con el aguijón en los ganglios
motores; ahí está el “estafilino” que se lanza a traición sobre otro individuo de su
especie, le sujeta, le hiere y le absorbe los jugos; ahí está el “meloe”, que penetra
subrepticiamente en los panales de las abejas, se introduce en el alvéolo en donde la reina pone su larva, se atraca de miel y luego se come a la larva; ahí está...

„Ja, es ist möglich“, murmelte Andrés.
„und zwischen den Insekten gibt es keine so grosse Menge von Tíos Miserias, von Victorios, von Manolos los Chafandines! Dort hast du den „Ichneumon”, der seine Eier in einen Wurm legt und ihm eine Substanz wie das Chloroform injeziert; den „Sphex“, der die kleinen Spinnen nimmt, sie fest zusammenbindet, sie befestigt und in ein Gewebe einwickelt und sie lebend in die Zellen seiner Larven wirft, damit sie sie verschlingen werden; dort sind die Wespen, die dasselbe tun, indem sie die kleinen Insekten durch einen Stich in die motorischen Nervenknoten mit dem Stachel lähmen und sie ins Spolarium werfen, das ihren Jungen als Vorratsraum dient; dort ist der „Staphylinus hirtus“, der sich meuchlings über ein anderes Individuum seiner Spezies wirft, es befestigt, es verletzt und die Säfte absorbiert; dort ist der „Käfer“, der auf Schleichwegen in die Waben der Bienen eindringt, in die Bienenzelle eindringt, wo die Königin die Larven hineinlegt, sich mit Honig vollstopft und später die Larven frisst; dort ist...“

—Sí, sí, no siga usted más; la vida es una cacería horrible.
—La naturaleza es lo que tiene; cuando trata de reventar a uno, lo revienta a conciencia. La justicia es una ilusión humana; en el fondo todo es destruir, todo es crear. Cazar, guerrear, digerir, respirar, son formas de creación y de destrucción al mismo tiempo.

—Y entonces, ¿qué hacer? —murmuró Andrés—. ¿Ir a la inconsciencia? ¿Digerir, guerrear, cazar, con la serenidad de un salvaje?
—¿Crees tú en la serenidad del salvaje? —preguntó Iturrioz—. ¡Qué ilusión! Eso
también es una invención nuestra. El salvaje nunca ha ido sereno.
—¿Es que no habrá plan ninguno para vivir con cierto decoro? —preguntó Andrés.
—El que lo tiene es porque ha inventado uno para su uso. Yo hoy creo que todo lo
natural, que todo lo espontáneo es malo; que sólo lo artificial, lo creado por el hombre, es bueno. Si pudiera viviría en un club de Londres, no iría nunca al campo sino a un parque, bebería agua filtrada y respiraría aire esterilizado...

„Ja, ja, machen Sie nicht weiter; das Leben ist eine schreckliche Jagd.“
„So ist es in der Natur; wenn sie versucht, den einen krepieren zu lassen, lässt sie den bewusst krepieren. Die Gerechtigkeit ist eine menschliche Illusion; im Grunde genommen ist alles Zerstören, alles ist Erschaffen. Jagen, sich bekriegen, verdauen, atmen, das sind gleichzeitig Formen der Schöpfung und der Vernichtung.“
„Und, was machen wir nun?“, murmelte Andrés. Richtung Ahnungslosigkeit gehen? Verdauen, sich bekriegen, jagen, mit der Gelassenheit eines Wilden?“ „Glaubst du an die Gelassenheit des Wilden?“, fragte Iturrioz. “Welche Illusion! Das ist auch eine Erfindung von uns. Der Wilde ist noch nie gelassen gewesen.“ „Hat er denn keinen Plan, um mit gewissem Anstand zu leben?“, fragte Andrés.
„Der, der ihn hat, hat ihn, weil er ihn sich für seinen Gebrauch ausgedacht hat. Ich glaube heute, dass alles Natürliche, dass alles Spotane schlecht ist, dass nur das Künstliche, das durch den Menschen Erschaffene gut ist. Wenn er könnte, würde er in einem Club in London leben, er würde nie aufs Land gehen, sondern in einen Park, würde gefiltertes Wasser trinken und keimfreie Luft atmen...“

Andrés ya no quiso atender a Iturrioz, que comenzaba a fantasear por entretenimiento. Se levantó y se apoyó en el barandado de la azotea. Sobre los tejados de la vecindad revoloteaban unas palomas; en un canalón grande corrían y jugueteaban unos gatos.
Separados por una tapia alta había enfrente dos jardines; uno era de un colegio de niñas, el otro de un convento de frailes. El jardín del convento se hallaba rodeado por árboles frondosos; el del colegio no tenía más que algunos macizos con hierbas y flores, y era una cosa extraña que daba cierta impresión de algo alegórico, ver al mismo tiempo jugar a las niñas corriendo y gritando, y a los frailes que pasaban silenciosos en filas de cinco o seis dando la vuelta al patio.

—Vida es lo uno y vida es lo otro —dijo Iturrioz filosóficamente comenzando a regar sus plantas.
Andrés se fue a la calle.
¿Qué hacer? ¿Qué dirección dar a la vida? —se preguntaba con angustia. Y la
gente, las cosas, el sol, le parecían sin realidad ante el problema planteado en su cerebro.


Andrés wollte nicht mehr auf Iturrioz hören, der zum Zeitvertreib zu fantasieren begann. Er erhob sich und stützte sich auf dem Geländer der Dachterrasse auf. Über den Dächern der Umgebung flatterten einige Tauben umher, in einer grossen Rinne rannten und spielten einige Katzen. Durch eine hohe Mauer getrennt, hatte es gegenüber zwei Gärten, einer gehörte zu einer Mädchenschule, der andere zu einem Mönchskloster. Der Klostergarten war mit dicht belaubten Bäumen umgeben, der der Mädchenschule hatte nicht mehr als einige Töpfe mit Kräutern und Blumen, und es war seltsam und hinterliess einen gewissen allegorischen Eindruck, gleichzeitig rennende und schreiende Mädchen spielen zu sehen und die Mönche, die stillschweigend in Fünfer- oder Sechserreihen im Hof herumspazierten.
„Leben ist das Eine und Leben ist das Andere“, sagte Iturrioz philosophisch und begann, seine Pflanzen zu wässern.
Andrés ging auf die Strasse hinaus.
„Was tun? Dem Leben welche Richtung geben?“, fragte er sich mit Beklemmung. Und die Leute, die Dinge, die Sonne, sie schienen ihm angesichts seines Problems, das sich in seinem Gehirn festgesetzt hatte, ohne Realität zu sein.






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